Volver a volver
Volver volviendo es ya una forma de haber vuelto.
Vuelve el poeta a escribir y el niño a sonreír.
Hemos vuelto a encontrarnos, amigo, y volvía a reencontrarme con personas mágicas.
¿Lo más importante? Había vuelto a ser uno mismo de nuevo.
Volvíamos a viajar juntos pero por separado, a conocer un país cercano del oriente lejano.
Volví a una ciudad (antes ciudades) y tu volviste a sonreír con la mirada.
Hubiste vuelto más tarde sino es por las vueltas anticipadas.
Volverán los hijos con sus madres aunque para entonces algunos ya habrán vuelto a casa.
Volverían a volver y habrían vuelto a cambiar el desierto por la playa.
Vuelva el poeta escribir y el niño a sonreír.
Que cuando la sombra haya vuelto, que volviera o volviese para irse de nuevo.
Sino hubiera o hubiese vuelto antes, no estaríamos preparados para si volviere o para cuando hubiere vuelto de nuevo.
Volvió el poeta escribir y el niño a sonreír.
Volverán las oscuras golondrinas Volverán las oscuras golondrinas en tu balcón sus nidos a colgar, y otra vez con el ala a sus cristales jugando llamarán. Pero aquellas que el vuelo refrenaban tu hermosura y mi dicha a contemplar, aquellas que aprendieron nuestros nombres... ésas... ¡no volverán! Volverán del amor en tus oídos las palabras ardientes a sonar; tu corazón de su profundo sueño tal vez despertará. Pero mudo y absorto y de rodillas, como se adora a Dios ante su altar, como yo te he querido..., desengáñate, nadie así te amará.